¿Ves porqué estoy mal de la cabeza? - rió ella, alzando la copa de whisky - Porque siempre fui la que disfruta de cada una de las locuras que la vida tenía reservadas para mi. Vivo entre botellas de vodka, tacones altos y besos que no siento. Y daría mil argumentos para morir ahora mismo pero, querido desconocido, aquí a tu lado, con este whisky barato y tu mano en mi culo, tengo mil y un argumentos para seguir viviendo. Más que los que tengo para dejar de hacerlo.

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